Hay frases que suenan valientes, fuertes, rebeldes… hasta que las aterrizas en el Perú y te das cuenta que no pasan de ser puro verso barato para levantar el ego en redes sociales. Una de esas joyitas de la autoestima mal entendida es: “A mí, el único que me domina es el sueño” . Qué lindo. Qué poético. Qué digno de tatuárselo en el antebrazo con tipografía gótica junto a un león que bosteza.
El problema es que esta frase, dicha en el Perú, es como decir “soy libre” mientras firmas tu préstamo número diez con el banco que te tiene más vigilado que la Policía a los barristas.
El sueño te domina… pero no es el único
En teoría, esta frase quiere decir que eres una persona inquebrantable. Que nadie te manipule. Que no le debes nada a nadie. Que caminas por la vida con soberanía absoluta. Ajá. Claro. Buen intento. Pero en la práctica, en este hermoso y caótico país llamado Perú, te domina todo menos el sueño.
Aquí te domina:
El precio del pollo: que sube, baja, sube otra vez y te hace sentir en una montaña rusa financiera sin cinturón de seguridad.
El tráfico: que convierte un trayecto de 20 minutos en una travesía de 2 horas digna de documental en NatGeo.
El dólar: que cuando baja es “normal” y cuando sube es “crisis mundial”.
El Congreso: que duerme cuando debe legislar y legislar cuando todos están durmiendo.
La SUNAT: que te llama más que tu ex, pero con peores intenciones.
Los noticieros: que te despiertan con un “último minuto” que nunca es una buena noticia.
El WhatsApp de trabajo: que vibra a las 10:00 pm con un inofensivo “¿tienes un toque para revisar algo urgente?”.
Y ni hablar del dominador máximo: el recibo de luz que llega más alto que el ego de los congresistas después de aprobarse otro aumento de sueldos.
Aquí hasta el sueño te domina mal
Encima, el sueño en Perú no es un sueño bonito. Es ese sueño zombie que te da a las 3 de la tarde porque trabajaste 12 horas seguidas por un sueldo que no alcanza ni para llenar el tanque del carro.
Es ese sueño acumulado que jamás llega porque tienes que hacer mil cosas a la vez: ser trabajador, padre, madre, psicólogo, taxista, chef, mecánico y administrador… todo en un solo día y sin que te paguen horas extras.
En el Perú, hasta dormir se ha vuelto un lujo. Porque el sueño sí te domina, pero en la peor parte del día: en el bus, parado en la combi, en la fila del banco, en la sala de espera de EsSalud… ahí donde no puedes ni estirarte.
Conclusión: Aquí te domina la vida… y con roche
Así que no, amigo, en el Perú nadie puede decir impunemente “A mí, el único que me domina es el sueño” . Aquí te domina el estrés, el sistema, los precios, la informalidad, la inseguridad, la corrupción… y, con suerte, el sueño cuando logras robarle unas horas a la pesadilla diaria.
Por eso en La Caja Negra proponemos adaptarlo mejor para que no suene tan ilusorio. Una frase más sincera sería:
“A mí, el único que me domina es el sueño… y el banco, y la deuda, y la realidad, y mi jefe, y el tráfico, y los políticos, y el dólar, y la inflación, y mi alquiler… pero aparte de eso, todo bien” .
Bienvenidos al Perú. Aquí todos somos independientes… hasta que llega fin de mes.