El Perú es un país creativo. Aquí inventamos ceviche sin pescado, contratos sin plata, presidentes sin plan de gobierno y ministros sin idea de nada. Pero si hay algo en lo que somos campeones mundiales es en crear frases que parecen profundas… pero en realidad son excusas disfrazadas de romanticismo.
Y de todas las frases de cajón —de esas que se viralizan en TikTok con música triste y letra cursi— hay una que merece estar en el escudo nacional, junto a la vicuña, la quina y la cornucopia del ridículo: “Fuiste la mejor parte de mi peor error” .
¿Qué es esta frase? Fácil: un poema al arrepentimiento cobarde
Esta joya de la cultura sentimental peruana es perfecta para quienes no tienen el valor de decir: “sí, metí la pata hasta el fondo”. Es la manera elegante de lavarte la cara después de haber hecho un papelón del tamaño de las deudas de Essalud.
Es el “gracias por lo vivido” de los fracasados sentimentales. Es el “me quedo con lo bueno” de los que destruyeron lo bueno. Es el escudo poético de los que dijeron “nunca más” pero igual fueron como congreso que deroga leyes un día y las repone al siguiente.
En el Perú esta frase aplica para TODO
En esta tierra de errores históricos y malas decisiones épicas, esta frase se usa más que la palabra “reactivación” en los discursos presidenciales.
¿Un ejemplo? Claro.
- Votaste por Pedro Castillo porque “iba a ser el cambio”. Después de los escándalos, los ministros impresentables y la corrupción desbordada, dice mirando al vacío: “Fuiste la mejor parte de mi peor error” . Traducción: te gustó la ilusión, odias la realidad.
- Compraste tu entrada para ver a Bad Bunny a 1500 soles y estuviste cuatro horas parado oliendo sobacos en el Estadio Nacional. Al día siguiente posteas en Instagram: “Fuiste la mejor parte de mi peor error” . Traducción: te dolió el gasto, pero te dolió más admitir que fuiste estafado.
- Creíste que un presidente como Dina Boluarte iba a unir al país. Hoy, viendo sus discursos con tono de podcast deprimente, te repites frente al espejo: “Fuiste la mejor parte de mi peor error” . Traducción: nunca aprenderemos.
La frase es tan peruana como el cebiche sin limón.
Porque así somos: erramos, fallamos, nos equivocamos, chocamos contra el muro de la realidad… pero jamás diremos “me equivoqué y soy un/a sonso/a” . No. Eso sería demasiado sincero. Preferimos adornar el error. Rellenarlo de flores. Subirlo a Instagram con fondo de atardecer. Convertir el fracaso en poesía. Eso es marca Perú.
Aquí todo puede ser tu peor error:
Una relación tóxica.
Un préstamo que nunca te pagaron.
Creer que el campeonato de la Liga1 iba a ser serio.
Pagar por un político honesto.
Confiar en que este año sí baja el gas.
Pero como somos un país de memoria corta y corazón blando, siempre encontraremos “la mejor parte” dentro del peor desastre.
Conclusión: Aquí fallamos con estilo
En el Perú los errores no se corrigen. Se romanticizan. Se disfrazan de experiencia. Se sube a Facebook con filtro bonito. Y por supuesto, se resumen en una frase para el recuerdo: “Fuiste la mejor parte de mi peor error” .
¿Madurar?. No, gracias. ¿Aprender? No es prioridad. ¿Evitar repetir el error? ¿Y perdernos la oportunidad de escribir otra frase cursi? Imposible. Aquí preferimos tropezar con la misma piedra… pero que al menos la piedra se vea bien en la foto.
Bienvenidos al Perú. Donde los errores son catastróficos, pero las frases de cajón siempre están listas para salvar las apariencias.