El cerebro funciona desde que naces hasta que te enamoras

Dicen que el cerebro humano es el órgano más poderoso, complejo y eficiente del cuerpo. Capaz de crear tecnología, escribir poesía, inventar vacunas, resolver ecuaciones imposibles… o gobernar el Perú (bueno, ahí falló un poco). Pero también dicen —con esa sabiduría barata que tanto abunda en las redes sociales— que “el cerebro funciona desde que naces… hasta que te enamoras” .

Y claro, como buenos peruanos, hemos elevado esta frase a ley de vida. Porque si algo sabemos hacer aquí es justificar la estupidez propia en nombre del “amor”. Nos encanta. Nos fascina. Es casi un deporte nacional.

El cerebro se apaga… pero el ridículo se enciende
En teoría, la frase quiere decir que cuando te enamoras pierdes la razón. Pero en el Perú la cosa es más grave. Aquí no solo se apaga el cerebro. Aquí se incendia la dignidad, se evapora el orgullo y se suicida el sentido común.

Uno los ve: hombres y mujeres que antes parecían inteligentes, independientes, valientes… y bastó que cupido les tirara un WhatsApp a las 2 am con un “¿Estás?” para que se conviertan en los seres más manipulables de la historia universal.

Personas que antes no prestaban ni un sol a nadie, ahora pagan deudas ajenas “por amor”. Profesionales que se llenaban la boca con “a mí nadie me ve la cara” ahora hacen fila en chifas caros porque su pareja quiere comer “algo diferente” .

Políticos que juraban “no robar ni mentir” ahora le regalan el país entero a su “amor verdadero”: las mafias, las constructoras o los amigotes de siempre. Aquí el amor no solo apaga el cerebro. Aquí lo reinicia en modo lento, sin antivirus y con virus preinstalado.

Ejemplos hechos en Perú
Este país es un laboratorio viviente de cómo funciona el cerebro… hasta que llega el amor, la pasión o el calentón. ¿O acaso no viste a tu vecino vendiendo su mototaxi porque la “flaquita” quería ir a Cancún?.

¿No viste a algún amigo abandonar su trabajo estable para seguir a su “princesa” a otro país, solo para terminar lavando platos mientras ella le dice que necesita “espacio”?.
¿No viste a medio Perú votando por políticos solo porque “me cae bien”, “habla bonito” o “parece buena gente”? Spoiler: El amor electoral también desconecta neuronas.

Y en la Liga1 ni hablar: hay dirigentes tan enamorados de los dólares de 1190 Sports que firman contratos ridículos, aceptan adendas vergonzosas y venden hasta la sombra de su estadio… todo “por amor” al supuesto crecimiento del fútbol peruano.

En Perú el amor es peligroso… y el cerebro no tiene seguro
Así que ya lo sabes, lector de La Caja Negra . Aquí el cerebro funciona… hasta que te enamoras. Y después funciona peor que los sistemas del RENIEC en fin de mes.

Pero no te sientas mal. Es parte de nuestra cultura afectiva. Aquí preferimos amar y perder la razón… antes que pensar y quedarnos solos con nuestras neuronas funcionando.

Eso sí, si algún día te ves a ti mismo haciendo una estupidez tamaño congreso, gastando lo que no tienes, perdonando lo imperdonable o aplaudindo a un político que antes criticabas… solo mírate al espejo y recuérdalo:

“El cerebro funciona desde que naces… hasta que te enamoras”.

Y si no fue el amor… fue la estupidez. Pero aquí ya aprendimos que muchas veces es lo mismo.

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