Eliminatorias: cuando la calculadora se convierte en protagonista

Por Edwin Gamboa, fundador Caja Negra

Llegó junio y, con él, el drama sudamericano de siempre: la fecha 16 de las Eliminatorias. Pero no hablamos de fútbol, hablamos de trigonometría aplicada. En esta parte del continente, el sueño de ir al Mundial no se construye con goles ni procesos, sino con sumas, restas y oraciones. Cada fecha es una clase intensiva de matemáticas emocionales: «si gana Ecuador pero empata Paraguay y Venezuela no suma, entonces clasificamos… ¿no?». Es decir, mientras en otras partes se juega, aquí se calcula. Y en esta jornada, la calculadora está que echa humo. Ecuador, Paraguay y Brasil pueden sellar pasajes. Uruguay y Venezuela se juegan la vida. Y Perú, Bolivia y Chile… bueno, siguen buscando el botón de reinicio.

Ecuador: del abismo al check-in
Ecuador, podría asegurarse su ticket directo si hace lo que tiene que hacer: ganarle a Perú. Claro, eso si Venezuela no gana. Porque en este nuevo orden futbolístico, el destino de las selecciones serias depende de la selección que antes todos miraban con ternura. Ecuador llega con lo que muchos envidian: puntos, goles y planificación. Algo que en Lima, por ejemplo, suena tan exótico como una nevada en agosto. Los ecuatorianos solo deben hacer lo que han hecho: competir. Aunque en Sudamérica, hacer lo correcto no siempre garantiza justicia, pero al menos suma.

Paraguay: la chance guaraní bajo presión carioca
Paraguay enfrenta nada menos que a Brasil. Sí, esa Brasil que aún no clasifica pero que tiene como respaldo a Ancelotti, la camiseta más pesada del continente y una prensa que exige triunfos como si fuera 2002. Si Paraguay gana, y Venezuela pierde, se mete al Mundial por la puerta grande. Si empata y Venezuela tropieza, también. Pero si pierde y Venezuela gana… bueno, ya conocen el final. Los guaraníes tienen una chance real. El problema es que para lograrla tienen que vencer a Brasil, en Brasil. Fácil, ¿no?

Brasil: de rey del mundo a candidato al repechaje
Lo de Brasil es tan insólito como simbólico. Necesita puntos para no caerse del top 7. Sí, Brasil, el país del «jogo bonito», cinco veces campeón del mundo, ahora haciendo cuentas. Ganar ante Paraguay es lo lógico, lo normal. Pero en estas Eliminatorias, la lógica se fue a tomar vacaciones. Si gana y Venezuela cae, clasifica directo. Si empata y Bolivia pierde, repechaje asegurado. Si pierde… bueno, en ese caso quizás empiecen a revisar los goles de Corea del Sur. El fútbol moderno no respeta ni a la samba.

Uruguay vs Venezuela: la nueva final sudamericana
Antes, los clásicos sudamericanos eran Argentina-Brasil, Chile-Perú, Colombia-Uruguay. Ahora tenemos una «final» que en 2010 habría sonado como chiste: Uruguay vs Venezuela, por un pase directo al Mundial. Bielsa, del lado celeste, planea con rigor académico. Fernando Batista, del lado vinotinto, sueña con hacer historia sin levantar la voz. Uruguay, si gana, roza la clasificación. Venezuela, si gana y Bolivia pierde, asegura repechaje. Pero más allá de los puntos, el partido tiene un valor simbólico: demuestra quién trabajó mejor y quién subestimó a quién.

Colombia, Argentina y las ilusiones en pausa
Colombia, con 21 puntos, visita a la clasificada Argentina. Necesita ganar para asegurar al menos la repesca y quedar a una baldosa del Mundial. ¿El problema? Que en el Monumental juega Messi, y que aunque Argentina ya esté clasificada, nadie quiere regalar puntos. Colombia debe jugar como si fuera la final, aunque enfrente estén los campeones del mundo sin presión, sin apuro y sin compasión. La pregunta es: ¿cuál versión cafetera veremos? ¿La sólida o la que se pierde en partidos clave?

Perú, Bolivia y Chile: los estudiantes que nunca hicieron la tarea
Como siempre, cerramos con la trilogía de la angustia. Perú recibe a Ecuador, Bolivia enfrenta a Chile, y Chile… simplemente sobrevive. Ninguno depende de sí mismo. Ninguno puede cometer un error más. Y ninguno ha demostrado merecer el boleto en esta Eliminatoria. Todos hacen cuentas, pero nadie presenta resultados. En Lima, mientras la FPF sigue creyendo que se gana por decreto. En La Paz, se aferran a la altura como si fuera política de Estado. Y en Santiago, el recambio sigue brillando por su ausencia.

Pero hay algo que sí tienen claro: si Venezuela gana, todos quedan al borde del abismo. Por eso, esta jornada es menos una fecha de Eliminatorias y más un capítulo de «El Juicio Final, edición Vinotinto». La paradoja es total: los que antes daban lecciones hoy están bajo examen. Y el jurado, sorprendentemente, es Venezuela.

La jornada 16 no será recordada por grandes goles ni hazañas heroicas. Será recordada como la fecha en que Venezuela se volvió juez, y las históricas selecciones del continente se convirtieron en acusados. Mientras algunos juegan por coronarse, otros rezan por no hundirse. El Mundial ya no se alcanza por historia ni camiseta: se alcanza con trabajo, goles y menos powerpoints.

Hoy, Ecuador, Paraguay y Uruguay caminan con pasos firmes. Brasil, por extraño que parezca, tiene que probar que sigue siendo Brasil. Colombia puede rozar el sueño si no se deja intimidar. Y Venezuela… Venezuela sonríe sabiendo que tiene algo que sus vecinos no: control.

Reflexión final
En este continente apasionado, donde el fútbol se vive como religión, nos encontramos ante la más sarcástica de las verdades: el destino de las grandes selecciones está en manos de la más subestimada. Y lo más irónico es que Venezuela no necesita milagros. Solo necesita seguir haciendo lo que ya hace: jugar bien.

Mientras tanto, los de siempre revisan tablas, multiplican esperanzas, dividen responsabilidades y restan futuro. El Mundial no se gana con calculadora. Se gana con convicción. Y esa, por ahora, tiene acento caribeño.

Nos vemos en la próxima fecha. Con calculadora en mano… o con pasaporte sellado.

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