Por Edwin Gamboa, fundador Caja Negra
Luego de años de meditación profunda, contemplación administrativa y prácticas avanzadas de evasión institucional, Indecopi ha despertado. No, no es broma. El ente que usualmente actúa con la velocidad de un caracol con sobrepeso acaba de anunciar su arma secreta contra las llamadas spam: un formulario virtual. Sí, usted leyó bien. Frente al bombardeo diario de ofertas absurdas y créditos imposibles, la república de los consumidores indignados por fin tiene un botón para decir “basta”.
Durante años, los peruanos hemos desarrollado una habilidad casi zen para sobrevivir al asalto de llamadas publicitarias. Uno podía estar en una reunión familiar, una entrevista de trabajo o despidiéndose de un ser querido, y plim: “¿Le interesa cambiar su plan de telefonía por uno que cuesta más y ofrece menos?”. Y no importaba cuántas veces uno dijera “no”, el teléfono volvía a sonar como si estuviera embrujado.
Según el propio Indecopi, estas prácticas están prohibidas por ley. Lo estaban ayer, lo están hoy y, con suerte, lo estarán mañana. Sin embargo, hasta hace poco, denunciar una llamada publicitaria era más difícil que encontrar justicia en licitaciones públicas. Pero ahora, el sueño parece hacerse realidad: un enlace, unos clics y listo, su reclamo irá directo a un buzón digital… donde quizás alguien lo revise antes de que acabe el siglo.
Y la cosa va en serio. La herramienta Reclama Virtual permite al ciudadano subir evidencia, detallar número, fecha, hora, hasta adjuntar la captura donde la empresa promete “no volver a llamar nunca más”. Con esa información, Indecopi promete identificar “patrones de conducta infractora” y “actuar oportunamente”. Claro, esto si la IA que procesará siete millones de audios no se confunde y termina denunciando al cumpleaños de tu abuelita por usar altavoz. Este es el link: https://enlinea.indecopi.gob.pe/reclamavirtual/
Las empresas, por su parte, podrían recibir multas de hasta 450 UIT (más de dos millones de soles). Pero eso es si les toca. Porque en este país, el verdadero arte no está en cumplir la ley, sino en esquivar la sanción. Las mismas compañías que te llaman sin consentimiento, al parecer también tienen el poder de hacer desaparecer sus registros más rápido que una promesa electoral.
Y por si fuera poco, ahora nos explican que muchas veces las llamadas ocurren porque “el usuario dio su consentimiento”. Claro. Porque todos recordamos perfectamente ese día de 2017 en que aceptamos los términos y condiciones del planeta entero solo para ver un meme en Wi-Fi gratuito.
¿Estamos ante un avance? Sí. ¿Es suficiente? No. Porque si bien es útil poder denunciar una llamada invasiva, el fondo del problema sigue igual: empresas que no respetan, autoridades que despiertan cuando ya es tarde, y ciudadanos que deben convertir su fastidio en trámite. Lo que debería ser un derecho —la paz telefónica— sigue siendo una batalla individual.
Reflexión final
Indecopi ha despertado, y se agradece. Pero ojalá no sea solo para anunciar herramientas digitales mientras el ruido publicitario sigue gritando en nuestros bolsillos. Ya que están alertas, podrían aprovechar el impulso y revisar también las cláusulas imposibles de los bancos, las letras chiquitas que nadie leyó y las estafas camufladas de promociones. Porque en un país donde hasta el silencio tiene precio, defender al consumidor no puede depender solo de un formulario. Ni de un click. Ni de una moda. Tiene que ser un acto constante, incómodo y valiente. Exactamente lo contrario de lo que muchos esperan de las instituciones.