Por Edwin Gamboa, fundador Caja Negra
La desconfianza ciudadana en el Congreso del Perú ya no es noticia. Es rutina, es paisaje, es una llaga abierta. Pero una cosa es saberlo y otra es verlo en cifras, con nombres y porcentajes. La última encuesta de CPI, presentada por RPP, pone las cosas sobre la mesa con una claridad brutal: más del 67% de los peruanos considera que tres bancadas concentran la ineficiencia y la corrupción del Parlamento. Y un 21.3% ha renunciado incluso a distinguir entre ellas: para ese grupo, todos son culpables. Y lo peor es que no les falta razón.
Fuerza Popular, con un 37.8% de rechazo, lidera este ranking de la vergüenza. No sorprende. Con el apellido Fujimori a cuestas, su historial congresal está marcado por obstrucción, blindajes, pactos oscuros y una defensa a ultranza de intereses particulares. El desprecio hacia esta bancada es especialmente alto en el interior del país (41.6%), donde las promesas no cumplidas pesan más que los jingles electorales.
Le sigue Perú Libre, la agrupación que llevó a Pedro Castillo al poder y luego lo dejó caer. Con 17.9%, y un 29.6% de rechazo solo en Lima, su caída en la opinión pública es un espejo de su fractura interna, de su discurso populista deshilachado y de su nula capacidad de gestión.
En tercer lugar, Alianza para el Progreso, el partido de los negocios familiares, suma un 12% de rechazo. No es un dato menor. Esta bancada ha perfeccionado el arte del cálculo político, acomodándose al gobierno de turno, negociando espacios y protegiendo sus feudos regionales mientras el país se hunde.
Más atrás, y casi en el olvido estadístico, aparecen los restos de lo que alguna vez fueron partidos: Acción Popular (2.6%), Renovación Popular (0.7%), Somos Perú (0.7%) y el Partido Morado (0.5%). Incluso Dina Boluarte, sin bancada formal, se lleva un 0.8% de rechazo simbólico. La encuesta no deja piedra sin remover.
Pero el dato más demoledor es este: uno de cada cinco peruanos ya no distingue entre partidos. Para el 21.3%, todos los grupos congresales son corruptos. Esa cifra es más que una estadística. Es una sentencia. Es el reflejo de un sistema que ha perdido toda autoridad moral y toda capacidad de representación. ¿Qué democracia puede sostenerse cuando el ciudadano no cree en ningún actor político?.
El Congreso del Perú no necesita una nueva campaña de imagen. Necesita una refundación ética, política y legal. No bastan discursos ni promesas. Se necesita depurar, castigar, renovar. Porque si todos los partidos son percibidos como corruptos, entonces el problema no es solo de los rostros, sino de la estructura misma. Y si esa estructura no cambia, las elecciones del 2026 no serán una esperanza, sino una repetición agónica de lo mismo.
Ficha técnica
Universo investigado: Población urbana y rural del país, hombres y mujeres de 18 a 70 años que residen en las zonas geográficas en las que se ha subdividido el país.
Ámbito y cobertura geográfica: 18 departamentos del Perú. 39 provincias en los 18 departamentos investigados, incluidas Lima y Callao. 115 distritos (40 distritos de Lima Metropolitana y 75 distritos en el interior del país).
Técnica de la encuesta: Encuesta presencial en los hogares muestreados.
Nivel de confianza: 95.5 %.
Nivel de representatividad de la población total investigada: 94.1 %.
Fecha de campo: 15 al 23 de mayo de 2025.