Aeropuertos reconocidos como los mejores de América Latina

Por Edwin Gamboa, fundador Caja Negra

Mientras México colecciona premios aeroportuarios como si fueran estampitas del Mundial y hasta Uruguay presume su terminal como si fuera una obra de arte funcional, en Perú seguimos esperando que el nuevo Jorge Chávez deje de ser una maqueta costosa y pase a ser, por fin, un aeropuerto decente. Aunque, pensándolo bien, ¿para qué apurarse si total igual no hay aviones que despeguen bien desde esa pista «incompleta pero funcional»?.

El Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) entregó sus codiciados Premios ASQ, y adivinen quién brilla por su ausencia. Exacto. El flamante, modernísimo, innovador, pero inútil aeropuerto internacional Jorge Chávez. Ni en las categorías por lástima apareció. ¿Será porque un aeropuerto que no puede operar a plena pista no califica como aeropuerto?.

La gran invisibilidad de Lima en los rankings
En esta edición, los galardones destacaron terminales desde Chihuahua hasta Quito. Todos ellos con pistas completas, vuelos que despegan y personal que sabe dónde están los baños. Montevideo, Guanajuato, Mazatlán y hasta Hermosillo hicieron su entrada triunfal. ¿Y Lima? Lima fue como ese alumno que entrega la tarea en blanco y aún así pregunta por su nota.

Los premios se reparten por categorías de tráfico de pasajeros, calidad de servicios y hasta por tener «el trayecto más fácil al aeropuerto». Lo de Lima es tan surrealista que probablemente podría competir en “Aeropuerto más difícil de encontrar en los rankings a pesar de costar millones” o “Terminal que logró hacer una marcha blanca sin ensayar nada”.

Jorge Chávez: la joya del descontrol operativo
Desde su inauguración, el nuevo Jorge Chávez ha sido todo menos motivo de orgullo. Una pista que solo se puede usar parcialmente porque no terminaron de construir la vía de rodaje. Una terminal con sistemas de seguridad que generan más colas que confianza. Y una marcha blanca que sirvió para todo… menos para funcionar.

La pista de despegue parece diseñada para avionetas de los años 60, no para vuelos transoceánicos. Los aviones que van a Europa o Estados Unidos deben pensarlo dos veces antes de despegar… o directamente hacer escala en Ecuador para que al menos el motor caliente.

Mientras tanto, los encargados del proyecto aseguran que “todo va bien” y que “es parte del proceso”. El proceso, claro, de aprender a hacer aeropuertos a punta de ensayo y error. Por lo pronto, el error ya está en marcha.

Ni el personal, ni el trayecto, ni la limpieza… nada
¿Y qué hay del personal más dedicado? ¿El aeropuerto más limpio? ¿El más agradable? Pues tampoco. Quizás porque es difícil sonreír cuando hay pasajeros perdidos, fajas de equipaje que parecen juegos de azar y oficinas de aerolíneas que se inundan como si fueran parte de un parque acuático.

¿Trayecto más fácil al aeropuerto? Con la confusión en señalética y la desorganización generalizada, llegar al Jorge Chávez y saber a dónde ir es una proeza que merece su propia medalla olímpica.

No, el nuevo aeropuerto Jorge Chávez no aparece en los rankings de ACI. Pero no es un error. Es coherencia. Para aparecer en esos rankings hay que tener una pista operativa, un servicio funcional y una planificación que no parezca sacada de un curso de PowerPoint.

Mientras tanto, seguiremos viendo cómo aeropuertos mucho más pequeños en tamaño y presupuesto se llevan los aplausos, mientras nuestro flamante terminal sigue perfeccionando el arte de no despegar. Literal y metafóricamente.

Así que enhorabuena a todos los ganadores del continente. Y a nosotros, paciencia. Tal vez el próximo premio sea por “aeropuerto más mencionado en quejas de redes sociales”. Ahí sí que no nos gana nadie.

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