No soy político, gurú ni influencer. Camino armado con un teclado, una lengua afilada y cero tolerancias frente a la injusticia y corrupción. Mientras el poder juega a destruir la decencia, yo escribo. No para agradar, sino para denunciar.

La Caja Negra es mi trinchera. Aquí no se endulzan verdades: se escupen sin filtro. El sarcasmo es la munición, la ironía el gatillo y la incomodidad, el objetivo. No hay adornos, no hay censura, no hay concesiones.

Soy un eterno aprendiz, un autodidacta de la vida, forjado en las llamas de la experiencia y esculpido por los vientos de la adversidad. No tengo un manual que me autorice a opinar. Tengo algo peor: criterio propio y la necesidad urgente de decir lo que muchos callan. 

Este Blog es brutalmente simple: opinión con sarcasmo, opinión seria y secciones sin mordaza. Política, sociedad, deportes, espectáculos, empresa, tecnología…todo se analiza, se expone. Aquí no hay medias tintas.

No escribo para ganar likes ni para sumar seguidores obedientes. Escribo para incomodar al poder, despertar al indiferente y hacer pensar al distraído.

Mi lema es claro: «Opinión sin filtro, sarcasmo sin anestesia». Nadie está a salvo: políticos, empresarios o ese ciudadano promedio que se cree intocable. Si algo huele mal, La Caja Negra, lo dice, lo desnuda y lo expone.

Bienvenidos a La Caja Negra: Donde las ideas no se maquillan se desnudan; donde la ironía no adorna incomoda. Si estás listo para enfrentarte a la realidad con humor ácido, adelante. Si no… hay otros espacios llenos de frases bonitas y silencio cómodo.